PRIMER VIAJE A OCEANÍA
Queridos lectores: voy a hablaros del primer viaje a Oceanía que realicé con motivo de investigación. Fue desde las navidades del 2011 hasta finales de enero del 2012. Voy a narrároslo a modo informativo y con el fin de entreteneros contándoos mis aventuras. Los detalles más técnicos y de investigación se encuentran en mi tesis doctoral y mis publicaciones.
Espero que lo disfrutéis.
Después de mi primer viaje turístico a Australia el año anterior, y habiéndome empezado a estudiar en profundidad el tatuaje tradicional de Oceanía, decidí dar la vuelta al mundo en solitario con mi mochila, realizando paradas en el mayor número de destinos posibles que me permitía mi economía (destinos relacionados con el tatuaje de Oceanía), y los escasos días libres de los que disponía. Durante un mes, visité Hawái, Australia, Tahití, Nueva Zelanda, y realicé paradas breves en otros destinos. Mis vuelos iban ya comprados con antelación así que mi itinerario estaba cerrado.
19 de diciembre
Salí de Madrid y cogí vuelo dirección Los Ángeles. Os advierto que, si tenéis el ESTA sacado para poder entrar en América, debéis de tener el mismo número de pasaporte que cuando os lo sacasteis. Yo tenía el ESTA, pero renové el pasaporte y a la hora de embarcar era como si no tuviera nada, así que tuve que realizar otra vez el papelín a toda pastilla para no quedarme en tierra. Afortunadamente pude volar.
Una vez en el continente americano y habiendo llegado a Los Ángeles, hice noche en un backpackers relativamente cerca del aeropuerto. Hubiera deseado haber pasado el día conociendo esa inmensa ciudad, pero mi destino se encontraba aún a largas horas de vuelo.
Después de un suculento desayuno americano, estaba lista para embarcar en mi próximo vuelo dirección Hawái.
20 de diciembre:
Aterricé en Honolulú y me alojé en mi backpackers. Aunque Hawái es un destino tropical, no olvidemos que se encuentra en el hemisferio norte y que por lo tanto en diciembre es invierno, y aunque haga momentos increíbles al sol, por el día y especialmente por las noches puede refrescar e incluso llover bastante.
Siempre guardé la curiosidad por ver las frágiles embarcaciones que en sus relatos describieron los esforzados navegantes españoles del siglo XVI y XVII.
Efectivamente, unas fotografías tomadas por una chica en el museo de Tahití, merecieron la pena para saciar mis deseos.